sábado, 6 de febrero de 2010

LA HUERTA DE ZARAGOZA: SU NULA VALORACIÓN POR LOS AYUNTAMIENTOS DE LOS ÚLTIMOS 70 AÑOS

La huerta de Zaragoza tiene varios siglos de historia. A las ya centenarias acequias que arrancaban de los ríos Huerva, Gállego y Jalón, la traída de aguas del Canal Imperial en 1786 supuso la transformación de más de 9000ha en tierras de regadío en los alrededores de la ciudad.

Se ha necesitado agua pero no nos olvidemos que ya teníamos el suelo agrario que lo han ido aportando los ríos citados y sobre todo el Ebro, que ha sedimentado durante milenios creando una llanura de inundación que en Zaragoza se extiende desde las terrazas de Torrero hasta los escarpes de yesos de Alfocea y Juslibol. Más de seis kilómetros de anchura, y todo ello reforzado por las llanuras de inundación de las desembocaduras del Gállego y Huerva.



El cénit del apogeo de la Huerta de Zaragoza, tanto en extensión como valoración del quehacer productivo agrario zaragozano, se alcanza a principios del siglo XX con unas huertas que se podían comparar con las mejores de Valencia y Granada. A partir de ese momento el declive debido por una parte a la falta de valoración de la agricultura y por otro a los continuos bocados que causa el desarrollo urbano de Zaragoza que va haciendo desaparecer esta huerta varias veces centenaria.

En el primer tercio del siglo XX desaparece la huerta de Santa Engracia. Restos de esa huerta aún permanecía a finales de la década de 1950 alrededor de León XIII , Francisco de Vitoria y Maria Lostal. En los años 1920 se abre el Parque Grande sobre huertas del Canal y se va desarrollando el ensanche zaragozano de la Gran Vía, Paseo Pamplona y Paseo Maria Agustín sobre huertas regadas por derivaciones de la huerta de la Romareda.

Y en décadas sucesivas fueron cementándose gran parte de la Huerta de Las Fuentes próximas al Camino de Las Torres y Colegio de Los Agustinos, zonas regadas por la acequia del Rabal en el actual Barrio del Actur en las décadas de los 70, o las ocupadas por los polígonos industriales de Cogullada y Malpica al que siguieron los desarrollos urbanísticos de Bombarda, Monsalud y Miralbueno.

Más recientes han sido las ocupaciones de la Huerta de Miraflores, del barrio de Santa Isabel en suelos regados por la acequia de Urdan, culminando con la ocupación del meandro de Ranillas con la celebración de la Expo 2008.

Muchos de los barrios zaragozanos se asientan sobre la llanura de inundación del Ebro, Gállego o Huerva salvo contadas excepciones; una de ellas sería Torrero .

Paralelamente a esta desaparición del suelo agrario ha sido la nula valoración del trabajo de nuestros agricultores unido al hecho de la globalización que nos permite traer productos de lugares situados a miles de kilómetros sin el límite del carácter estacional de los productos y basado en la idea del consumo ilimitado.

Los distintos gobiernos del Ayuntamiento de la ciudad han apoyado durante estas últimas siete décadas esta desaparición de la huerta que se ha utilizado para políticas especulativas ligadas al desarrollo urbanístico. Ningún apoyo para el desarrollo de programas y parques agrícolas que hubieran asegurado productos frescos, cercanos, con calidad y seguridad alimentaria.

En la década de los 90 Ebropolis planteó una Mesa de la Huerta que hubiera disminuido nuestra huella ecológica. Al final fracasó por falta de apoyos políticos.

Y sin embargo Naciones Unidas avisa del peligro de aumento de urbanización de las metrópolis con el que se agota un recurso frágil y no renovable como es el suelo agrícola.

Huerta de Las Fuentes (Zaragoza). Marzo, 2009

Pero en vez de llevar políticas que hayan contando con los sindicatos agrarios, con las escuelas de formación agraria que aseguren la continuidad de productividad de las miles de has que hay todavía en nuestro término municipal desarrollando la figura del parque agrario, nos lanzamos a potenciar eventos con objetivos de flores, paisajes y lo que es más grave con la destrucción de nuestra agricultura. Nada de potenciar los productos agrícolas del Valle Medio del Ebro

En estos últimos meses el Comité de Agricultura Ecológica y UAGA han potenciado unos mercados ecológicos con el apoyo de ANSAR y otros colectivos ecologistas y la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza y que están teniendo un gran éxito de público.

Que cunda el ejemplo y que se extienda. Es posible que aún estemos a tiempo de salvar el resto de huerta que aún nos queda.

Mariano Mérida Salazar. ANSAR. Febrero, 2010


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