martes, 18 de octubre de 2016

EL OUTLET DE LOS SOLANS (II)

El urbanismo de la crisis: ‘Torre-Village’

El pasado mes de febrero publique un artículo para la revista de la FABZ (Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza ) en el que se hablaba sobre diferentes operaciones inmobiliarias que en ese momento estaban en las portadas de la prensa de Zaragoza. En el texto se valoraba cómo tras el fiasco de la denominada ‘burbuja inmobiliaria’, y el consiguiente hundimiento del sector de la promoción y construcción edificatorias, muchas voces (promotores, constructores, arquitectos, etcétera) reclaman medidas de reactivación de un sector que en el 2010 suponía el 11,9 % y en 2014 el 5,6 % del PIB.

Si tradicionalmente el ‘negocio’ inmobiliario se basaba en la ‘extensión’ urbana, esto es, la adquisición de terrenos periféricos a precio de suelo rústico, para su reclasificación posterior como suelo urbano o urbanizable generándose importantes plusvalías que, en el mejor de los casos, permitiría a la postre la construcción y venta de productos inmobiliarios de alto valor añadido (viviendas a poder ser de lujo, centros comerciales, etcétera), hoy las políticas urbanísticas ‘expansivas’ han caído en el descrédito, y casi han desaparecido como consecuencia de la crisis. Eso sí, han dejado un rastro desolador, del que son prueba en Zaragoza los bloques de viviendas aislados en el páramo (o ‘ciudad fantasma’) de ‘Arcosur’.

Las miradas se han vuelto hacia la ‘ciudad consolidada’, y hacia la rehabilitación, regeneración y renovación urbanas (las tres erres), que son reclamadas, no solo por los profesionales del sector, sino también por diversas organizaciones ciudadanas (ecologistas, asociaciones de vecinos, fuerzas políticas) y por el Estado (Ley de las 3 ERRES), viniendo a constituir una parte del pensamiento ‘políticamente correcto’.

Una confluencia de intereses como la descrita nos lleva a analizar algunos episodios recientes del ‘retorno’ a la ciudad consolidada en la ciudad de Zaragoza.

Las operaciones que han marcado la agenda del Ayuntamiento de Zaragoza y son significativas del cambio de paradigma en curso han sido: ‘Torre Village’ (un “outlet” promovido por “Iberebro” de la división inmobiliaria del ‘Grupo Pikolín’), la pretendida implantación de un nuevo ‘”Hospital Quirón” en el entorno de “La Romareda”, la renuncia de la implantación del “Colegio Montessori” en el antiguo edificio del colegio “Compañía de María - Lestonnac” en el barrio de Torrero (en las inmediaciones del Cementerio) para dar lugar a un nuevo centro comercial, el asunto de la antigua fábrica de “Averly”, y la ‘rehabilitación’ de los llamados ‘grupos sindicales’ de vivienda.

De los ejemplos anteriores, extraídos de la prensa más reciente, se deduce que el primitivo negocio de la expansión urbanística se ha trasladado hacia las operaciones en la ‘ciudad consolidada’, de la ‘reclasificación’ a la ‘recalificación’ urbanísticas, pero siempre a través de modificaciones del planeamiento.

El planeamiento (el PGOU) es el documento, con el que nos hemos dotado los zaragozanos, que plasma la ordenación urbanística de la ciudad futura, y el marco que proporciona seguridad jurídica de las operaciones a desarrollar, por lo que se presume la conveniencia de su estabilidad. Curiosamente son los mismos sectores que usualmente reclaman ‘seguridad jurídica’ son los que pretenden pescar en el río revuelto de las recalificaciones arbitrarias.

Y si bien desde muchos sectores se propugna la ‘flexibilidad’ del planeamiento, esto es la capacidad de su adaptación a circunstancias socioeconómicas cambiantes, actuaciones como las descritas abren la puerta a negociaciones poco transparentes que unidas a la campaña mediática favorable que se ha orquestado, pueden saldarse arbitrariamente en favor de intereses espurios ligados a la especulación inmobiliaria, y configuran lo que he denominado como ‘urbanismo a la carta’.

El ‘outlet’ de ‘Torre Village’ es el proyecto de construcción de un gran centro comercial de 63.000 metros cuadrados en los terrenos de la fábrica “Pikolin” en la autovía de Logroño, la cual se traslada a ‘Plaza’, el polígono logístico que se pretende reconvertir en polígono comercial. Es decir, una clásica operación de relocalización o traslado industrial, en este caso a escasa distancia de su actual emplazamiento, que pretende financiarse, al menos en parte, con la recalificación urbanística de terrenos destinados a usos industriales por usos comerciales, lo cual permitiría obtener un importante beneficio económico.

Los motivos que se aducen para justificar la operación son la creación de unos 1.500 empleos directos entre 2015-2020 (incluidos 818 de la fábrica), la importante inversión de unos 200 millones de euros, y el impacto que supondría para la ciudad de Zaragoza como ‘ciudad de compras’ frente a la competencia comercial de otras ciudades.

El diseño del nuevo complejo comercial se plantea conservar el ‘hito’ urbano que supone la torre de Pikolín, y adoptar una estructura que recuerde un entorno urbano, a modo de un ‘pueblo’, con calles, plazas, y tiendas, siguiendo un modelo que ya tiene cierta tradición en centros comerciales y de ocio de gran tamaño.

No obstante, para que el ‘outlet’ pueda materializarse es necesaria la modificación del planeamiento (tramitación de un Plan Especial) para cambiar el actual uso industrial de los suelos por el nuevo uso comercial.

Sin embargo, no es evidente que Zaragoza necesite nuevos centros comerciales a modo de ‘islas’ (Torrevillage) o ‘islotes’ (Montessori) en el ‘archipiélago’ urbano, máxime cuando desde muchas instancias se reclama la protección del comercio de proximidad tradicional e incluso la revitalización de mercados de barrio en decadencia.

Según el informe elaborado por el IMEFEZ (Instituto Municipal de Empleo y Fomento Empresarial “Zaragoza Dinamica” ) en el propio expediente del Plan Especial, el comercio de Zaragoza ha sufrido un gran retroceso durante estos años. Tal como consta en el censo que se elaboró por la empresa GFK para el Ayuntamiento de Zaragoza, en enero de 2015 había 7.104 comercios de proximidad en la ciudad, mientras que en el anterior censo de 2009 se contabilizaron 8.494, lo que ha supuesto en dicho periodo el cierre de 1.390 comercios en la ciudad, motivados por la crisis de consumo, la apertura de nuevos formatos y el auge del comercio por internet. Además, según  la Asociación de Centros Comerciales de España (AECC), ‘la superficie bruta alquilable (SBA) en los centros comercial de Aragón es de 474 metros cuadrados por cada mil habitantes, lo que supone la mayor densidad comercial del país por comunidad autónoma, muy superior a la de media española, que está en 320’.”

Y es mucho menos evidente que estas operaciones se financien a costa de un crecimiento urbano generado socialmente (entre todos), cuyas plusvalías pueden transferirse ‘graciosamente’ al sector privado, con el señuelo de la inversión y creación de puestos de trabajo.

Creo conveniente una mayor reflexión acerca del urbanismo deseable.

lunes, 17 de octubre de 2016

DECLARACIÓN EN APOYO AL COMERCIO LOCAL:
POR UNOS BARRIOS VIVOS, NO AL OUT-LET DE PIKOLIN

Próximamente se someterá a votación en el Ayuntamiento de Zaragoza un plan especial que, como lo presenta la propiedad, permitirá implantar en la carretera de Logroño una nueva gran superficie comercial, esta vez destinada a “out-let” o comercio de oportunidad, conocida como Torre Village.

El Plan Especial de Reforma Interior del Área de Intervención H-61-5 de Zaragoza (Pikolín) pretende implantar un cambio de usos que perjudica a la ciudad (1).

Nos hallamos ante un nuevo desarrollo irracional con graves e irreversibles perjuicios para la ciudad y quienes la habitamos.

Por una vez, prevengamos antes de curar y preguntémonos cómo y dónde afectará este macroproyecto si ve la luz con el respaldo de nuestros concejales:

COMERCIO DE PROXIMIDAD.- Aragón acoge la mayor densidad comercial de España, concentrada en la ciudad de Zaragoza. Desde 2009 hasta enero de 2015 han cerrado sus persianas más de 1.390 comercios en la ciudad. A la evidente saturación y a la crisis económica y de consumo se añade la apertura de grandes centros comerciales y cadenas de distribución que han estrangulado al pequeño comercio provocando el cierre de numerosos establecimientos.

BARRIOS TRADICIONALES Y LA CULTURA DE CIUDAD.- Los locales comerciales vacíos de las calles zaragozanas anuncian el declive de los barrios tradicionales y su cesión de protagonismo a favor de la periferia. Nuevas grandes superficies, como la que se pretende implantar, contribuyen a crear desiertos en nuestros vecindarios, donde queremos vivir y relacionarnos con nuestros iguales. Frente a ello algunos pretenden entregarnos a una cultura de consumo irracional, globalizadora y alienante. ¿Serán barrios vivos Delicias o Las Fuentes sin las luces de sus negocios tradicionales? ¿Serán San José o Torrero lugares de encuentro, convivencia y vida sin las tiendas de toda la vida? ¿O los utilizaremos únicamente como meros dormitorios?

MEDIO AMBIENTE Y SOSTENIBILIDAD.- Un modelo de ciudad donde la planificación urbanística carece de coherencia es aquel en el que el automóvil se convierte en instrumento obligado para acceder a centros comerciales alejados decenas de kilómetros de nuestros lugares de residencia, donde los atascos parecen indisolublemente ligados al ocio, donde la huella ecológica no se contempla a la hora de planificar los desarrollos, o donde las emisiones contaminantes a la atmósfera o el cambio climático carecen de relevancia. Frente al modelo de ciudad compacta, sostenible, mediterránea y culta se nos oferta el modelo del monopolio, la uniformidad y la especulación de las grandes superficies.

EMPLEO DE CALIDAD.- El sector del comercio emplea a más de 40.000 personas en Zaragoza. La apertura de más centros comerciales perjudica al empleo neto y precariza las condiciones laborales del sector (más horas de apertura, aumento del índice de temporalidad, crecimiento de los contratos a tiempo parcial, aplicación de convenios que no retribuyen el trabajo en domingos o festivos, etc.). Esto nos espera con las aperturas de Torre Village en Pikolín y Lestonnac en Torrero. Como ejemplo actual, desde la apertura de Puerto Venecia, se han destruido más de 6.500 empleos en el pequeño comercio de Zaragoza, cuando en las estimaciones más optimistas del propio gigante comercial se hablaba de crear 4.000 empleos.

Las organizaciones firmantes exigimos a las y los concejales de Zaragoza que demuestren su compromiso con la ciudad y garanticen una ciudad más amable, sostenible medioambientalmente, con barrios vivos, en el que el comercio de proximidad sea un pilar fundamental de su vertebración, con un empleo de calidad, rechazando la aprobación del Plan Especial de Pikolín que de ser aprobado se convertirá en una losa cuyo peso terminará de aplastar a los comerciantes que han resistido durante estos años la crisis y el desembarco de grandes proyectos empresariales y que degradará nuestra calidad de vida y el futuro de nuestros barrios.

EL OUTLET DE LOS SOLANS

Quien es quién en el ‘outlet’

Cuando Alfonso Soláns (hijo) decidió trasladar Pikolín a Plaza, daba por sentado (así se lo prometió en su día el propio Carlos Pérez Anadón) que en los terrenos de la vieja factoría podría montar algo. O sea, algo que le permitiese rentabilizar a modo la operación. Pero luego hubo elecciones, cambió el gobierno municipal de Zaragoza y la brillante idea de recalificar el suelo de la fábrica de colchones para levantar allí un centro comercial (una galería de outlet) se quedó en la cuerda floja, apoyada por PP y PSOE (partidos que han hecho historia en el ámbito del negocio inmobiliario), pero rechazada abiertamente por ZeC (plataforma que se ha declarado en justa rebeldía ante los habituales intereses creados de la Inmortal ciudad).

Lo acojonante en este caso es que todas las organizaciones de pequeños empresarios, comerciantes y otros emprendedores han hecho causa común con ZeC. Lo cual no ha impedido que Ciudadanos, formación supuestamente próxima a los intereses de dicho estamento, se haya inclinado por el outlet, sin duda porque aquellos intereses que he mencionado antes tiran mucho... mucho más que los tenderos de los barrios y otra gente menuda. Además, a los políticos de orden (sean viejos o nuevos, conservadores o socialdemócratas) sigue sin temblarles el pulso a la hora de descomponer el urbanismo zaragozano.

Así pues, a Pedro Santisteve volverán a dejarle en la estacada. Perderá otra votación en la Comisión de Urbanismo. Tendrá que darle la vuelta al asunto para ir a Pleno, donde perderá de nuevo. Y finalmente el outlet saldrá adelante, impulsado asimismo por una norma autonómica que permite tramitar este tipo de instalaciones a toda velocidad.

Los partidarios del comercio de proximidad y de mantener y cuidar la ciudad compacta (pero de verdad, no de boquilla) habremos de lamentar que, por enésima vez, el negocio de una ilustre familia zaragozana desborde políticamente cualquier planificación racional de la capital aragonesa. En fin... Así se ve quién y para qué manda aquí.