Los vecinos protestaron ayer con una cacerolada por el estado en que ha quedado el parque Bruil tras la remodelación llevadaa cabo por el Ayuntamiento de Zaragoza. Consideran que la reforma refoma del parque Bruil ha sido cara (ha costado 1 millón de euros), chapucera y llevadaa cabo sin la participación de sus usuarios, por lo que no responde a sus deseos y usos. Se puede leer la noticia completa en El Periódico.
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