Hay muchas razones para estar en contra de la nueva Ley de Urbanismo de Aragón (LUA) y todas ellas voy a desgranarlas a lo largo de estas
líneas, pero quizá la razón más contundente es que una vez más el PP ha
jugado a la política en solitario, sin entender, quizá nunca lo
comprendan, que en democracia es bueno contar y escuchar a todas las
partes, que eso enriquece, nos enriquece y nos ayuda a mirar las cosas
desde una perspectiva más amplia y libre.
Si mala es la ley vigente, por inadaptada e inadaptable al actual
contexto urbanístico y con un mercado inmobiliario en coma profundo,
ahora se le ocurre al Gobierno de Aragón modificar la LUA y sin ningún
pudor asegura que con esta simplificará las fórmulas para obtener
licencias urbanísticas, sin darse cuenta que en este momento el
verdadero problema es que nadie pide licencias urbanísticas porque el
Partido Popular, con sus medidas y recortes, ha paralizado la actividad
económica.
ES CASI PATOLÓGICO y absolutamente cínico pensar, tal y como hacen
PP-PAR, que la actual LUA ha favorecido una situación de exceso de suelo
clasificado, olvidando --su amnesia es absoluta-- que fue la ley de
suelo estatal de la etapa de Aznar, cuando era
presidente del Gobierno, la que puso España en venta. Cómo no recordar
eso de que todo el suelo no urbanizable era susceptible de ser edificado
a propuesta de sus propietarios. Principio ideológico que nos ha
llevando donde estamos y que el PP debería asumir: ellos prendieron la
llama y el PSOE continuó echando gasolina año tras año.
La falta de visión de conjunto del Gobierno de Aragón es total, y las perlas abundantes. El consejero Rafael Fernández de Alarcón
señaló el otro día, tras el Consejo de Gobierno, que la regulación
urbanística está dificultando la creación de vivienda y trabajo, lo cual
es absolutamente falso y desacertado, ya que lo que realmente está
dificultando la creación de nueva vivienda es el exceso de oferta de la
misma, oferta que no es asimilada porque se encuentra absolutamente
sobredimensionada y porque los ciudadanos no tienen acceso al crédito,
ya que las entidades financieras están más preocupadas por dotar las
provisiones que les ha obligado a hacer el Gobierno de España, que en
dinamizar un mercado inmobiliario estrangulado por la falta de crédito a
ciudadanos y empresas del sector.
EL PAROXISMO de la desfachatez se produce cuando Fernández de Alarcón
afirma que con la reforma de la LUA cada municipio deberá tener un plan
general y el ayuntamiento tendrá "muchísimas más posibilidades" de
ordenar la actividad urbanística "de acuerdo con sus criterios y
necesidades". Una vez más olvida la realidad de esos ayuntamientos a los
que el PP quiere ahogar hasta la extenuación. Los ayuntamientos, señor
Alarcón, en su gran mayoría no tienen ni técnicos para poder hacerlo, ni
dinero para contratar su redacción, como se ha venido demostrando
durante el periodo de vigencia de la actual LUA, ahora con más motivo
dadas las enormes restricciones presupuestarias, impuestas por su
Gobierno, y el de sus correligionarios madrileños.
Su falta de visión se termina de constatar con la afirmación de que,
justo en estos momentos de asfixia económica municipal y de falta de
dinamismo de la demanda de vivienda, es necesaria la pérdida del papel
del urbanismo como mecanismo de financiación municipal y me gustaría
señalar que hace ya cuatro años, al menos, que el urbanismo no financia
nada en el Estado español, entre otras razones, gracias a las
equivocadas políticas de suelo y vivienda, primero del PP y después del
PSOE.
¿Puede este anteproyecto de ley ser permeable a posibles evoluciones
del marco normativo estatal y, a la vez, adaptarse a la realidad del
territorio aragonés? Eso afirma el consejero, sin rubor, y sin que los
cimentos técnicos de cualquier ordenamiento jurídico que se precie,
tiemblen. Pero ya se sabe, estamos ante un consejero que en el marco de
lo jurídico y del respeto al Derecho, esta vez urbanístico, deja mucho
que desear. Los problemas acuciantes, señor Alarcón, del urbanismo
aragonés no se solucionan, ni con la ley vigente, ni con su proyecto.
Los problemas del urbanismo aragonés que, hoy, son los mismos que los
del resto del Estado, se solucionan con una reforma financiera y de la
fiscalidad urbanística e inmobiliaria urgente, y porque el Gobierno de
Aragón empiece, de una vez, a buscar fórmulas para que el estoc de
vivienda vaya reduciéndose paulatina y progresivamente, cosa que esta
ley y su departamento ni contemplan.
Juan Martín. Secretario General de CHA. Portavoz Ayuntamiento de Zaragoza
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