APUDEPA y otros colectivos convocan actos en defensa de Averly el domingo 1 de diciembre. Ver el programa en APUDEPA
Heraldo 20131130
En poco más de un mes, el mayor testigo de la revolución industrial aragonesa podría quedar amputado. Así lo afirman al menos desde la Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (APUDEPA), que este viernes recibió la respuesta "más hiriente" de las que podrían haber recibido.
La Diputación General ha desestimado las alegaciones presentadas por la asociación para que la fundición Averly y todo su entorno fueran catalogados como Bien de Interés Cultural, única vía capaz de evitar el derribo total de los inmuebles erigidos en el Paseo de María Agustín, cuyos terrenos son propiedad desde enero de la constructora Brial que contempla construir allí 200 viviendas.
Con esta resolución, el expediente de la catalogación de Averly se cerrará dejando solo una tercera parte de la fábrica protegida. En concreto, la DGA ha incoado como Bien Catalogado -menor que el BIC- la fachada principal, la vivienda y su jardín, el edificio de oficinas y el taller de ajuste, dejando sin amparo alguno a los talleres de fundición y carpintería y los almacenes y patios colindates. Es decir, la fábrica en sí.
"Si el derribo acaba saliendo adelante vamos a perder el bien más importante del patrimonio industrial aragonés", alega Carlos Bitrián, representante de APUDEPA, que explica que el mayor valor de la antigua fundición está en que permitiría reconstruir la forma de trabajo en el Aragón del siglo XIX. "Una investigación a fondo en Averly daría para varias tesis doctorales", recalca, señalando además que el propio Plan Nacional de Patrimonio industrial -impulsado por el Ministerio- recoge la protección de la antigua planta.
Y lo cierto es que de Averly ha salido parte de la identidad que, a día de hoy, tiene Zaragoza. De sus hornos salieron, además de las farolas o bancos del centro de la ciudad, estatuas y figuras tan representativas como el monumento al Justicia, la fuente de La Samaritana o la archiconocida rana de las murallas.
La Diputación General ha desestimado las alegaciones presentadas por la asociación para que la fundición Averly y todo su entorno fueran catalogados como Bien de Interés Cultural, única vía capaz de evitar el derribo total de los inmuebles erigidos en el Paseo de María Agustín, cuyos terrenos son propiedad desde enero de la constructora Brial que contempla construir allí 200 viviendas.
Con esta resolución, el expediente de la catalogación de Averly se cerrará dejando solo una tercera parte de la fábrica protegida. En concreto, la DGA ha incoado como Bien Catalogado -menor que el BIC- la fachada principal, la vivienda y su jardín, el edificio de oficinas y el taller de ajuste, dejando sin amparo alguno a los talleres de fundición y carpintería y los almacenes y patios colindates. Es decir, la fábrica en sí.
"Si el derribo acaba saliendo adelante vamos a perder el bien más importante del patrimonio industrial aragonés", alega Carlos Bitrián, representante de APUDEPA, que explica que el mayor valor de la antigua fundición está en que permitiría reconstruir la forma de trabajo en el Aragón del siglo XIX. "Una investigación a fondo en Averly daría para varias tesis doctorales", recalca, señalando además que el propio Plan Nacional de Patrimonio industrial -impulsado por el Ministerio- recoge la protección de la antigua planta.
Y lo cierto es que de Averly ha salido parte de la identidad que, a día de hoy, tiene Zaragoza. De sus hornos salieron, además de las farolas o bancos del centro de la ciudad, estatuas y figuras tan representativas como el monumento al Justicia, la fuente de La Samaritana o la archiconocida rana de las murallas.
Fecha clave: 31 de diciembre
La negativa emitida por la Diputación General ha escocido especialmente en APUDEPA debido a que la administración "no ha respondido a ninguno de los puntos planteados" por la asociación, la cual había argumentado la catalogación completa de Averly con los informes de tres doctores de la Universidad de Zaragoza que
recomendaban mantener esta parte del patrimonio industrial aragonés.
Ahora, y pese a que desde los colectivos que defienden que la fundición
se quede como esté se ha avisado que se buscará la forma de recurrir, lo
cierto es que el derribo de la villa factoría parece inevitable.
En el horizonte aparece ahora una fecha que podría marcar el inicio del derribo. El 31 de diciembre es el día indicado en el contrato de compraventa de los terrenos para que la constructora Brial pueda comenzar a hacer uso de ellos. Antes, el Gobierno debería dar por finalizado el expediente de catalogación, un trámite que como mucho se podría alargar hasta marzo, pero que se entiende que queda cerrado tras el estudio de las alegaciones presentadas.
Desde la DGA siempre se ha defendido que la catalogación de BIC está reservada a grandes restos patrimoniales, entendiendo que es en la parte que quedará protegida -la fachada, el jardín y la vivienda- donde reside el mayor valor de la fundición.
"Da la impresión de que el Gobierno tiene cierta prisa por cerrar el expediente de catalogación", señala Bitrián, que argumenta que no hay mayores expertos en la fundición y el legado industrial del siglo XIX en Aragón que los tres ponentes que han presentado las alegaciones rechazadas. "Es un atropello que se está comentiendo contra la ciudad en general", explica el arquitecto, cuya asociación busca que el conjunto sea catalogado para que, a través de un acondicionamiento, se pueda adaptar a nuevos usos, tal cual se ha hecho en edificios como el Matadero de Madrid.
Con esa intención, APUDEPA y la organización Salvemos Averly realizará este domingo a partir de las 11.00 una ruta que partirá desde el Mercado Central para recorrer todos aquellos rastros que ha dejado Averly por la ciudad. Un último intento por salvar "una parte de nuestro patrimonio", al que le puede quedar muy poco tiempo en pie.
En el horizonte aparece ahora una fecha que podría marcar el inicio del derribo. El 31 de diciembre es el día indicado en el contrato de compraventa de los terrenos para que la constructora Brial pueda comenzar a hacer uso de ellos. Antes, el Gobierno debería dar por finalizado el expediente de catalogación, un trámite que como mucho se podría alargar hasta marzo, pero que se entiende que queda cerrado tras el estudio de las alegaciones presentadas.
Desde la DGA siempre se ha defendido que la catalogación de BIC está reservada a grandes restos patrimoniales, entendiendo que es en la parte que quedará protegida -la fachada, el jardín y la vivienda- donde reside el mayor valor de la fundición.
"Da la impresión de que el Gobierno tiene cierta prisa por cerrar el expediente de catalogación", señala Bitrián, que argumenta que no hay mayores expertos en la fundición y el legado industrial del siglo XIX en Aragón que los tres ponentes que han presentado las alegaciones rechazadas. "Es un atropello que se está comentiendo contra la ciudad en general", explica el arquitecto, cuya asociación busca que el conjunto sea catalogado para que, a través de un acondicionamiento, se pueda adaptar a nuevos usos, tal cual se ha hecho en edificios como el Matadero de Madrid.
Con esa intención, APUDEPA y la organización Salvemos Averly realizará este domingo a partir de las 11.00 una ruta que partirá desde el Mercado Central para recorrer todos aquellos rastros que ha dejado Averly por la ciudad. Un último intento por salvar "una parte de nuestro patrimonio", al que le puede quedar muy poco tiempo en pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario