Expo Zaragoza 2008 fue presentada por nuestras autoridades como un gran evento ciudadano cuyas instalaciones eran fácilmente reciclables para su posterior uso como parque empresarial. Esa era la intención, pero los hechos están resultando bien diferentes.
A fecha de hoy sólo está vendida una pequeña parte del futuro parque empresarial, en las edificaciones que albergaron a los países participantes. Cierto es que cuando se proyectó Expo Zaragoza 2008 era imprevisible la monumental crisis económica global en la que nos encontramos, y cierto es también que el cada vez más raquítico tejido empresarial de Aragón puede verse incapacitado en estos momentos para ocupar todos los parques empresariales puestos a su disposición (Las Ménades, El Trovador, World Trade Center, Pla–Za, Empresarium, Expo Empresarial, etc.). Pero no es menos cierto que la clase empresarial se está acostumbrando demasiado a las generosísimas ayudas públicas que recibe, y de las que los neoliberales nunca han abominado a pesar de su ideología.
Particularmente indignantes resultan los casos de CAI e Ibercaja en las negociaciones que sostienen para asumir la cesión de la Torre del Agua y del Pabellón Puente, respectivamente. Las dos “joyas” de la Expo 2008, que deberían haber servido como reclamo turístico para la ciudad, no están cumpliendo esta función a causa del retraso en la firma de sus correspondientes convenios de cesión.
Por una parte, CAI, en su irrazonable pretensión de desmontar el magnífico “Splash” que ocupa y da sentido al interior de la Torre del Agua, sigue bloqueando el acuerdo por negarse a asumir el coste del desmontaje de dicha escultura.
Por otra parte, Ibercaja sigue regateando con el Ayuntamiento de Zaragoza para repartir el coste que supone mantener abierto el Pabellón Puente. Parece que la primera entidad de ahorros aragonesa no dispone de un millón de euros al año para promocionar la ciudad en la que tiene su sede, dando vida a esta espectacular obra de la arquitecta Zaha Hadid.
De todos modos, el esfuerzo de Ibercaja puede ser en vano, ya que el Ayuntamiento de Zaragoza parece no tener dinero ni para honrar a los países participantes en la Expo 2008 izando de nuevo sus banderas en la rotonda que enlaza las avenidas de Ranillas y de Pablo Ruiz Picasso.
Crónica de Aragón, 30.oct.2009
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